BioWare continúa cultivando su leyenda dentro del rol con la segunda parte de Dragon Age. Si Origins ya era un título a tener tremendamente en cuenta en consolas, la secuela es todavía mejor, mejorando los elementos que resultaban anacrónicos de su predecesor. Combates superiores, aspecto visual mejorado y una experiencia en definitiva mucho más compacta. |
Con franquicias como Mass Effect o Dragon Age parece claro que el testigo del liderato de los RPGs en la Next-Gen está en manos deBioWare, con permiso de Bethesda Softworks, y con la segunda entrega de Origins el equipo canadiense vuelve a demostrar su perpetuo estado de gracia.
Con Dragon Age II, sin embargo, el estudio comandado por Ray Muzyka y compañía ha tomado buena nota de las quejas que se interpusieron contra Origins, y ha mejorado la práctica totalidad de los apartados que fueron discutidos. Más personalidad en lo artístico, mayor libertad en los combates, espectacularidad creciente en la puesta en escena, y la supresión completa de elementos anticuados como el sistema de diálogos, lo estático del personaje en la acción o la falta de expresividad de los rostros.
En definitiva, ¿qué es Dragon Age II? Principalmente una versión corregida y aumentada del Dragon Age: Origins que le precede. Estos dos años de diferencia entre un juego y otro han servido para hacer de la saga un producto mucho más netamente Next-Gen, menos genérico en todos los sentidos y con una mayor capacidad para sacar partido de las posibilidades de las actuales videoconsolas.







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